Hace tiempo que quiero escribir esta entrada, pero no me salían las palabras.
Esta vez es una historia triste, de personas muy especiales para mí que se fueron lejos, volvieron, pero se quedaron allí.
Es la primera vez que alguien tan cercano a mí se aparta de mi lado de forma abrupta, vehemente, con decisión. La primera vez que me debato entre estirar el brazo para devolverlo a mi costado o dejarlo marchar, como es su voluntad.
Una ruptura sentimental en toda regla. Con su consecuente pena, lágrimas e intentos de seguir adelante. Me encuentro en esa fase en la que todavía duelen las fotos, las canciones y ciertas palabras y expresiones, recuerdos todos de una relación ya pasada pero aun muy presente.
Quiero que llegue el momento en el que ya no las necesite, en el que ese vacío se llene y ya no me duela recordar, aunque tengo la sensación de que si ese día llega, todavía tardará.
La espinita que me queda es no haber podido hablar contigo, tratar de enderezar la situación y, sobre todo, ese último abrazo que habría querido darte.
No obstante, os agradezco todos los consejos y buenos momentos que me habéis brindado. A vuestro lado he sido muy feliz, me he sentido lleno de vida, y he disfrutado muchísimo. Siempre voy a recordaros como lo que sois: dos grandes personas que hicieron mucho y bueno por mí.
Os quedaréis conmigo en cada canción indie, en cada canción de Vega, en una pequeña réplica de la Torre Eiffel, en Dan Brown y en muchos otros autores, series y libros, en los idiomas, en Oporto, en la Teulera, en tus mofletes, en tantas comidas y cenas, en el Gelatto, en la biblioteca...
Como digo, son muchos los recuerdos y mucho lo que quiero agradeceros. Lo creáis o no, os voy a querer siempre. Siento no haber estado a la altura. Este adiós es uno de los más dolorosos de mi vida. Os quiero mucho. Mucha suerte en todos vuestros proyectos y que seáis muy felices, os lo merecéis.
GRACIAS.