viernes, 24 de mayo de 2013

Carta a una veintena de matemáticos


Nuestra historia empezó allá por Septiembre de 2008. Un grupo de chavales que empezaba su andadura en la Universidad. Guau...en la Universidad...Muchos sueños e ilusiones teníamos por entonces. Vivimos con gran intensidad esos primeros meses de carrera. Algunos ya se bajaban del barco, mientras nosotros luchábamos contra el naufragio. Todo esto ahora parece muy dramático, Y LO ES, pero en aquellos momentos es lo que nos parecía. La cuestión es que remando terminamos logrando pasar a 2º. En mejores o peores condiciones, pero pasamos.

Y después de esta primera barrera (hasta los exámenes de Enero) cobraron protagonismo las relaciones personales. Se fueron formando varios grupos pero sin perder cohesión. No iba cada uno por su lado, aunque dentro de cada grupo había más afinidad. Hemos convivido durante 5 años, y me atrevo a decir, desde un punto de vista TOTALMENTE OBJETIVO, que formamos un grupo humano ECSELENTE.

Hemos superado exámenes o asignaturas que parecían imposibles, los unos con ayuda de los otros. ¿Te sale este ejercicio? , Déjame los apuntes, ¡por favor!, Madre mía, yo creo que no apruebo o el célebre y clásico Me cambio a Magisterio. Frases que hemos repetido una y mil veces. Y que nos han hecho reír, aunque tuviéramos ganas de llorar. Una de mis favoritas es No puede haber asignatura más aburrida que esta. Y al año siguiente, ZAS, aparecía una que la superaba. En serio, se ha pasado con el examen o De teoría no me sé nada, también han sido habituales. Y por último, y termino ya, una que hemos dicho todos al menos una vez A partir de Febrero me pongo a estudiar en serio. Ya, claro.

Os he puesto motes, os he “insultado”, me he reído con y de vosotros (sobre todo de vosotros), hemos celebrado cumpleaños, hemos hecho cenas, comidas, días de playa, días de montaña, días de estudio intensivo (o no tanto)... Hemos odiado a Maple, a MATLAB, a R. Tenemos una grandísima colección de recuerdos, de momentos extraordinarios, únicos e irrepetibles. Sois personas que habéis marcado un antes y un después en mi vida (en especial una, jiji), y siempre siempre siempre vais a estar conmigo haya donde vaya. Nunca pensé que encontraría gente así en la universidad. No tenía la sensación de que iba a conocer a un grupo de personas que resultara capital en mi vida, pero me equivocaba. Sería injusto hacer especial mención a nadie en particular, pues de todos guardo recuerdos imborrables, pero no quiero terminar sin darle las gracias al “piso Sanvi”, por proporcionarnos un espacio de reunión en este nuestro último año.

Probablemente, en un futuro, más o menos cercano, o más o menos lejano, nuestros caminos se separarán. De hecho, hoy han empezado a divergir. Pero espero, con todo mi corazón, que seamos la excepción que confirme la regla. Que mantengamos el contacto. Que nos veamos al menos una vez al año. Y “al menos” todos sabemos que es “una o más de una”, así que no quiero excusas.

En primero solo eráis mis compañeros de carrera. Ahora, sois mis amigos, palabra que para mí significa mucho.

Gracias a todos por haberme ayudado a evolucionar como persona, por encima de todo. Por haberme ayudado a ver el mundo desde muchos y distintos ángulos, a plantearme muchos porqués, a hacer siempre hueco a cualquier tipo de debate (banal o trascendental, que de todo hace falta en esta vida), y a divertirnos de todas las formas posibles, a ser un pilar en el que apoyarme cuando me fallaban las fuerzas, a ser un pilar en el que apoyaros cuando os faltaban a vosotros. Me habéis ayudado a experimentar casi todos los amores de los que hablé hace algún tiempo por aquí. Me habéis hecho muy feliz.

Os deseo mucha suerte en todo lo sucesivo, en lo que os depare el destino. Y que sepáis que si necesitáis un empujoncito para seguir caminando, un hombro en el que llorar, o cualquier cosa que celebrar, podéis contar conmigo. Quiero que contéis conmigo. Os exijo que contéis conmigo. A cambio, prometo que siempre estaré disponible y dispuesto para vosotros.

Gracias por hacerme VIVIR durante cinco años de forma tan intensa y tan rica. Sois grandes, chicos. Muy grandes.

Pepe.

domingo, 19 de mayo de 2013

Homomaquia

Desde que nos invadieron los alienígenas, la raza humana ha visto reducida considerablemente su población. Les ha llevado lustros hacerlo, pero lo han conseguido. Y eso que dominarnos fue muy fácil para ellos, pero eligieron acabar con nosotros poco a poco.

¿Cómo? Os preguntaréis. Resulta que llegaron para apoderarse de los pocos recursos que nos quedaban aquí, en la Tierra, pero mientras realizan su misión, necesitan entretenimiento. Y decidieron que podrían divertirse con nosotros.

Comenzaron a desarrollar este arte casi desde que llegaron. Un arte que ya se ha convertido en tradición. Voluntariamente, algunos de ellos combaten cuerpo a cuerpo con nosotros, llegando a llenar nuestros campos de fútbol de antaño (que ellos llaman "plaza"), de alienígenas necesitados incomprensiblemente de este violento espectáculo. Previamente, eso sí, nos drogan para desorientarnos y adormecernos un poco. Se equipan también con largas y delgadas armas punzantes, pues como ellos son más enclenques que nosotros, dicen que así el combate es más justo.

El resultado de todo esto es, que aunque en ocasiones algunos hombres han sido capaces de vencer y eliminar a alguno de los extraterrestres en estos combates, la mayoría perecemos sin apenas oposición. Y mientras nos desangramos por las heridas causadas por sus armas punzantes, al guerrero extraterrestre le proporcionan otra arma aún más afilada y más grande, con la que nos dan, según sus palabras, la estocada definitiva.

Por suerte, aunque de momento ha servido para poco, hay grupos de estos invasores que piensan que lo que hacen con nosotros es una crueldad e intentan evitarnos este sufrimiento. Defienden, en la medida de lo posible, nuestros derechos.

Sin embargo, los que se muestran favorables a esta práctica, tienen la batalla ganada, pues sus argumentos son irrefutables:

1. Nosotros somos seres inferiores en cuanto a inteligencia, y por tanto, hacer esto que hacen con nosotros, en ningún caso es equiparable a hacérselo a cualquiera de  ellos. Ni de lejos es una crueldad. ¿Es esto justo?
2. Nuestro umbral del dolor es más bajo. Y digo yo, ¿ellos qué saben?
3. Sobrevivimos (aunque cada vez somos menos) gracias a que nos crían en cautividad. Si no fuera por esto, nuestra especie desaparecería. Una pena que no nos pregunten si nos merece la pena vivir así. Si nuestra existencia tiene como único fin morir, siendo previamente torturados, en la plaza. 
4. Es un arte, algo cultural: una tradición. Homomaquia, lo llaman.

Todo esto lo escribo desde una granja de seres humanos, desde donde mañana partiré a la plaza, con la esperanza de herir sensibilidades y de que, en un futuro, el ser humano sea liberado de su sufrimiento y sea la Naturaleza, posteriormente, la que decida si seguimos existiendo o nos extinguimos.

jueves, 9 de mayo de 2013

Un poema de amor

Hoy es un día especial para mí y para alguien que me hace muy feliz. A ella, le dedico este poema:


He pasado toda la noche sin dormir, viendo, 
sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
de como ella me parece.


Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
es ella cuando me habla,

y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.


Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.

No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.


Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla

casi prefiero no encontrarla,
Para no tener que dejarla luego.


No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo

pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.


Fernando Pessoa

sábado, 4 de mayo de 2013

Los guerreros de la estrella, de Peter Beere

Lecturas como esta me demuestran que no siempre voy a encontrar un buen libro abandonado en mi estantería. Porque sí, por suerte desempolvé grandes novelas como El informe pelícano o El ocho, pero también descubrí este libro y, francamente, menuda decepción. Es un libro dirigido al público juvenil, de literatura fantástica. Que conste, de entrada, que soy consciente de que estoy juzgando un libro dirigido a ése público, y que por tanto los parámetros para valorar esta novela son bien distintos. Pero como veréis, no exagero. El libro es malo, muy malo.

El autor nos sitúa en la ciudad de Moridor, donde uno de sus habitantes, un adolescente llamado Callibar, huérfano, cuida de uno de los miembros de la Hermandad, que se encarga de vigilar la Estrella. Ésta, para los ciudadanos de Moridor, es un regalo divino, pues gracias a su caída en el planeta, vencieron a las tropas de lord Gaylor en su lucha por conquistar el mundo "superior". Y digo "superior" porque Gaylor vive en el submundo, donde supuestamente reina la oscuridad.

Transcurridos varios años desde esa victoria, las tropas de lord Gaylor vuelven a por la Estrella, para llevársela a su amo y que la destruya para poder vencer finalmente. Eliminando a los protectores de la Estrella y gran parte del pueblo, lo consiguen. Entonces, aparece un grupo de guerreros, los drang-mi-laran, diezmados en su lucha particular contra Gaylor, que se ofrecen para ayudar al pueblo de Moridor a recuperar la Estrella, acusándoles además de habérsela apropiado indebidamente durante muchos años, pues la Estrella debía ser para todos los habitantes de ese mundo. 

La cuestión es que Callibar, que es descrito como un adolescente miedica y que no sabe manejar una espada, se lanza a la aventura (con reticencias, sí, pero se lanza) con los drang-mi-laran. En el submundo, en el que inicialmente te dicen que todo es oscuridad y sombra, todos los que forman parte de la expedición VEN estupendamente. 

Uno de los primeros obstáculos que se encuentran en el camino es que el sendero se interrumpe por un barranco de muchísima profundidad y no pueden pasar al otro lado pues no hay ningún puente tendido. No hay ninguna otra forma de cruzar, ni ningún otro camino, según el autor. Pues bien, dicho esto, el protagonista y una joven de los drang-mi-laran (Julivette) lo descienden para ver si se puede ir por bajo, y se topan con un río que les lleva a una playa. Sin haber estado nunca en el submundo, se orientan perfectamente y son capaces de volver al camino, donde deberían estar esperándoles sus compañeros como habían acordado, PERO NO, ahí no hay nadie. 

Total, que no se sabe cómo, van a parar a un pueblo que parece deshabitado pero no lo está, en el que les dicen que han visto a un grupo de prisioneros de las tropas de Gaylor en cierta dirección. Este pueblo, que tiene todavía menos agallas que Callibar, es persuadido por Julivette y Callibar para que se enfrenten a este fragmento del ejército de Gaylor para lograr recuperar su orgullo, que el tirano les arrebató hace ya mucho tiempo. Total, que armados con picos y palas vencen a las tropas de lord Gaylor y liberan a los drang-mi-laran, poniéndose además de su lado uno de los magos del tirano, que formaba parte de dichas tropas.

Como llegados a este punto creo que ya hay suficientes incoherencias, no voy a seguir relatando con detalle cada una de ellas. Simplemente, os diré que en cada prueba imposible que se les presenta, en el último momento, siempre ocurre algo o aparece alguien cuya presencia parecía inverosímil para salvar al grupo, incluida una destreza de Callibar con la espada fuera de lo normal. El final ni lo menciono, porque me imagino que todos tendréis unas ganas enormes de leeros el libro y no quiero estropearos el colofón final.

Si tenéis un mínimo de fe en mis recomendaciones, por favor, NO os leáis este libro. Ni se lo regaléis a nadie, claro.