Siempre he escuchado que la vida da muchas vueltas, que no se sabe lo que te depara el futuro, que en el momento más inesperado tu vida da un giro tan grande que no sabes ni dónde tienes los pies...y francamente, no tenía tan claro que esto era muy real hasta que lo he vivido recientemente en mis propias carnes.
La historia la conocéis muchos de los que me leéis, prácticamente casi todos, pero la cuestión es que me voy de un sitio donde quiero estar dando un salto en el vacío, confiando en que algo encontraré. Primero busqué donde ya tenía media vida, y donde presumiblemente no sería difícil encontrar trabajo. Con lo grande que es Barcelona, algo encontrarás. Qué iluso.
Fue un largo verano en el que solo una empresa se puso en contacto conmigo para explotarme, a lo que me negué. No soy mucho de aceptar humillaciones o castigos por amor al arte. Prefiero afrontar un problema de cara, coger el toro por los cuernos, tratar de solucionarlo incluso yéndome de mi casa para evidenciar que algo falla y que tiene arreglo. ¿Qué? Lo tengo muy claro, pero esa decisión no me corresponde a mí.
Todo esto en cuanto a las dificultades a la hora de encontrar trabajo, porque la decisión de marcharme no fue fácil. Saber que estás renunciando a disfrutar en clase de alumnos a los que quieres como si fueran de tu familia, a los que has visto crecer; que renuncias a convivir con personas a las que quieres, compañeros y amigos con los que eres feliz, a los que no querrías abandonar; renunciar al lugar donde aprendiste a amar y donde sientes que está tu hogar; y sobre todo, yo diría que lo más doloroso, saber que en tu casa, se quedan algunas personas (por suerte, pocas) que ni valoran dónde ni con quién están ni a las personas a las que van a educar. Duele que quien solo mira por su propio bien, sin importar nada más, se quede, y tú te vayas. Mucho.
Superado ese dolor, una vez decidido que tienes que abandonar, que será mejor para todos (a largo plazo), te das de bruces con la frustración de no encontrar trabajo y no poder completar tu plan. Pero como en la vida siempre debe haber un plan B (y un C y un D y etc.) ya que nunca hay que rendirse ni conformarse, das un nuevo giro a tu decisión inicial y te quedas. Te preparas la oposición, das clases particulares, y arreglao'.
Sin embargo, y como he dicho al principio, este verano he aprendido que eso de que la vida da muchas vueltas es cierto, y es que de nuevo, tenía una sorpresa. Dos entrevistas de trabajo el mismo día. Una de Alicante, otra de Barcelona. Sin duda, por lo interesante del proyecto, por lo que puedo aprender allí y porque, insisto, allí tengo media vida, Barcelona era mucho más apetitoso, aunque también mucho más difícil. Y no sé cómo, pero voy a acabar allí. Qué suerte he tenido, finalmente.
Sentimentalmente, corazón dividido. Muchas razones para irme y también para quedarme. Alumnos, acampados, amigos, mi peñita, familia...voy a hacer todo lo posible por aprovechar esta oportunidad que se me presenta, pero no penséis que os voy a olvidar y no voy a acordarme de vosotros cada día. Trataré de veros siempre que me sea posible, y voy a esforzarme porque sea muchas veces. Muchas. Porque os quiero.
Y como el futuro es incierto, os voy a decir algo más. Algún día, seguramente volveré. A Alicante, claro, y a mi cole, por qué no. Entonces, habrá quien me pregunte: "¿Después de todo este tiempo?". Y yo les contestaré: "Siempre".
En Alicante siempre estaremos todos los que te queremos. Vive tu vida, crece y disfruta de lo que te ha dado, nosotros siempre te recibiremos con los brazos abiertos y mira por donde puede que tus primos, estando tú allí, conozcan pronto Barcelona. Te quiero mucho!!!
ResponderEliminarMucha suerte !!
ResponderEliminarY si la cosa no sale como esperas, no dudes en venir a UK !! Un fuerte abrazo !
Vaya palique que llevas... ;)
ResponderEliminarSiempre hace falta valor para afrontar los cambios, pero mejor cambiar que conformarse. ¡Mucha suerte en esta etapa!
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