sábado, 29 de junio de 2013

Todo pasa

Hubo una vez un rey que llamó a los sabios de la corte para darles un encargo:

- Me estoy fabricando un precioso anillo de oro con un gran diamante. Abajo del diamante, quiero guardar algún mensaje que me ayudará a mí y a todo hombre en los momentos difíciles de la vida. Obviamente, tiene que ser un mensaje pequeño para que quepa en el anillo.

Todos esos sabios eran grandes eruditos. Podrían haber escrito grandes tratados sobre cualquier tema. Así que, pusieron sus mentes a trabajar.

Durante un año, pensaban y debatían. Buscaban en todos sus libros. Consultaron a otros sabios en países lejanos. Pero no podían encontrar nada. Y tuvieron que reportar su fallo al rey.

Cuando le comentaban esto, estaba presente un anciano sirviente de la familia real, conocido por su devoción al misticismo. Éste intervino diciendo:

- Oh, Majestad. No tengo estudios, no soy un erudito, ni un académico. Pero creo tener lo que le servirá.

Y el anciano místico escribió algo en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey, diciendo:

- Pero no lo leas ahora. Manténlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Eran pocos sus seguidores y numerosos los perseguidores. Se sentía desesperado y a punto de rendirse.

De repente, se acordó del anillo. Sacó el papel y allí encontró su pequeño mensaje:

"ESTO TAMBIÉN PASARÁ"

Aquellas palabras le resultaron milagrosas. Le inspiraron nueva fe y coraje. Redobló sus esfuerzos y escapó. Al fin de un año, logró reunir a sus ejércitos y reconquistó el reino.

Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital, hubo una gran celebración en el palacio con música, bailes, comida, ... El Rey presidía las festividades desde su trono, sintiéndose muy orgulloso de sí mismo.

El anciano místico se acercó y le dijo:

- Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso; la gente celebra mi regreso; no estoy desesperado; no me encuentro en una situación sin salida.

El anciano respondió: - Ese mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "ESTO TAMBIÉN PASARA”.

El anciano le dijo:

- TODO PASA. Ninguna cosa y ninguna emoción son permanentes. Todo viene y va como el día y la noche. Habrá momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la vida; es la naturaleza misma de la existencia.

Fuente: www.psicanica.com

viernes, 21 de junio de 2013

Tengo tanto sentimiento...

Tengo tanto sentimiento
que es frecuente persuadirme
de que soy sentimental,
mas reconozco, al medirme,
que todo esto es pensamiento,
que yo no sentí al final.

Tenemos, quienes vivimos,
una vida que es vivida
y otra vida que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.

Mas a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar;
y vivimos de manera 
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar.

Fernando Pessoa     

jueves, 13 de junio de 2013

¡Sé lo que eres!

Os dejo con un cuento cuya lección tenemos que tener siempre en mente. Es esencial buscar y encontrarse a uno mismo para ser feliz.

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales. Todo era alegría en el jardín; y todos ellos estaban muy satisfechos y felices.

Excepto por un solo árbol, que estaba profundamente triste. El pobre tenía un problema: no daba frutos. "No sé quién soy", se lamentaba.

- Lo que te falta es concentración - le decía el manzano -, si realmente lo intentas, podrás tener deliciosas manzanas. ¿Ves qué fácil es?

- No lo escuches - le exigía el rosal-. Es más sencillo tener rosas y ¿ves qué bellas son?


Y, desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. 

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:

- No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la Tierra. Es tu enfoque lo que te hace sufrir. No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo. Conócete a ti mismo. Y para lograr esto, escucha tu voz interior." Y dicho esto, el búho se fue.

"¿Mi voz interior? ¿Ser yo mismo? ¿Conocerme?" Se preguntaba el árbol desesperado. Y se puso a meditar esos conceptos. 

Finalmente, de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y pudo escuchar su voz interior diciéndole: "Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros y belleza al paisaje. Eso es quien eres. ¡Sé lo que eres!"

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo, y se dispuso a ser todo aquello para lo cuál estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces todo el jardín fue completamente feliz. Cada quién celebrándose a sí mismo.

Fuente: http://www.psicanica.com

"Es tu enfoque lo que te hace sufrir. No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo. Conócete a ti mismo."

No busques la aprobación de quienes te rodean para ser feliz. Busca lo que tú quieres ser, lo que tú quieres hacer, lo que te haga feliz a ti. Y una vez lo hayas logrado, también serán felices los que están a tu lado.

miércoles, 5 de junio de 2013

Filosofando con la Madre Teresa de Calcuta

Hace unos días me llegó un correo con estas preguntas y respuestas, me encantó, y lo quiero compartir con vosotros. Espero que, como me ocurrió a mí, os haga reflexionar sobre todas estas cuestiones. Fue, sin duda, una gran mujer.

¿El día más bello?
Hoy.

¿La cosa más fácil?
Equivocarse.

¿El mayor obstáculo?
El miedo.

¿La raíz de todos los males?
El egoísmo.

¿El mayor error?
La guerra.

¿La distracción más bella?
El trabajo.

¿La peor derrota?
El desaliento.

¿Los mejores profesores?
Los niños.

¿La primera necesidad?
Comunicarse.

¿El peor sentimiento?
El rencor.

¿La persona más peligrosa?
La mentirosa.

¿La ruta más rápida?
El camino cierto.

¿La mayor satisfacción?
El deber cumplido.

¿El mejor remedio? 
El optimismo.

¿La más bella de todas las cosas?
El amor.

¿Las personas más necesarias?
Los padres.

¿Lo más imprescindible?
El hogar.

¿El mejor regalo?
El perdón.

¿El sentimiento que más te bloquea?
La tristeza.

¿Lo que te hace más feliz?
Ser útil a los demás.

¿La fuerza más potente del mundo?
La Fe.

¿El mayor misterio?
La muerte.

¿La sensación más agradable?
La paz interior.

"Voy a pasar por la vida una sola vez. Por eso, cualquier cosa buena que yo pueda hacer o alguna amabilidad que pueda hacerle a algún ser humano debo hacerla ahora, porque no pasaré de nuevo por aquí".
         Madre Teresa de Calcuta.