sábado, 22 de febrero de 2014

Por qué sonreír

Una sonrisa cuesta poco, pero vale mucho.
Quien la da es feliz y quien la recibe la agradece.
Dura solo un instante y su recuerdo, a veces, perdura por toda una vida.
No hay nadie tan rico que no la necesite, ni nadie tan pobre que no la pueda dar.
Produce felicidad en el hogar, prosperidad en los negocios y es contraseña entre los amigos.
Es descanso para el cansado, luz para el desilusionado, sol para el triste y antídoto para los problemas.
No se puede comprar ni pedir prestada, tomarla o robarla; sirve sólo como regalo.
Y nadie necesita tanto de una sonrisa como quien se olvidó de sonreír.
Sonríe siempre porque la sonrisa es el mejor regalo que podemos recibir y el mejor que podemos ofrecer.
Si con las prisas me olvido de darte una sonrisa, discúlpame: ¿tendrías la bondad de darme una de las tuyas?
Porque una sonrisa es la mejor cédula de identidad para caminar por la vida.

sábado, 15 de febrero de 2014

¿Quien tiene un amigo, tiene un tesoro?

Se suele decir que quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Permitidme que os diga que no estoy de acuerdo.

¿Un tesoro? 
Un tesoro no te escucha cuando más lo necesitas.
Un tesoro no te busca ni te saca del pozo cuando no tienes fuerzas ni quieres ser rescatado.
Un tesoro no tiene un hombro sobre el que llorar.
Un tesoro ni busca tu consejo ni te da el suyo.
Un tesoro te complace, pero no es sincero contigo.
Un tesoro es fácil de encontrar si tienes un buen mapa en el que buscar.
Un tesoro no sabe mejor que tú lo que te pasa.
Un tesoro se deteriora con el paso del tiempo.

Un amigo te escucha, te busca, te levanta, te apoya, llora contigo, quiere tu consejo y aconsejarte, es como el algodón (es blandito y no engaña), te conoce mejor que tú mismo y nunca, por muchos años y/o kilómetros que haya por medio, te falla. 

sábado, 8 de febrero de 2014

Las cinco personas que encontrarás en el cielo, de Mitch Albom

Una bellísima novela, sin más. Soy un gran seguidor de Albom, ya que también he leído Un día más y Martes con mi viejo profesor, novelas que recomiendo encarecidamente a aquél que se quiera emocionar leyendo, y aunque en Las cinco personas que encontrarás en el cielo no se supera - cosa que si seguís mi consejo y leéis sus anteriores obras veréis que no es fácil - sí que consigue emocionarte, que no es poco.

En esta novela conoceremos a Eddie, un anciano que ha trabajado toda su vida como operario de mantenimiento de un parque de atracciones, que muere intentando salvar la vida de una niña por un fallo en una de las atracciones. Tras su muerte, y ya en el cielo, Eddie se encontrará con cinco personas que por diversos motivos han influido en su vida (o él en las de ellos) que le ayudarán a comprender situaciones, sentimientos o actos de la vida de Eddie y de las personas cercanas a él.

Sin entrar en detalles, os adelanto que a lo largo de la novela conoceremos a sus padres, su hermano y su gran amor: Marguerite. También viviremos con él la guerra y sus consecuencias, y nos hará conscientes de que cada una de nuestras decisiones, de nuestros actos, influyen en la vida de los demás: de los que están y de los que vendrán. Por último, os preguntaréis cómo define Albom el cielo. Pues bien, para él, el cielo es un lugar en el que se nos explican los porqués y paraqués de nuestra existencia, entendiendo tras morir, el sentido de la vida.

sábado, 1 de febrero de 2014

Aprendiendo, de Jose Luis Borges

“Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma;
Y uno aprende que el amor no significa acostarse,
y que una compañía no significa seguridad,
y uno empieza a aprender…
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas,
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta
y los ojos abiertos,
y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes…
y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad.

Y uno aprende que si es demasiado
hasta el calor del sol puede quemar.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma,
en lugar de que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno es realmente fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende… y así cada día.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien
porque te ofrece un buen futuro,
significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quién es capaz
de amarte con tus defectos y sin pretender cambiarte
puede brindarte toda la felicidad.

Con el tiempo aprendes que si estás con una persona
sólo por acompañar tu soledad,
irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo aprendes que los verdaderos amigos son contados
y quién no lucha por ellos, tarde o temprano,
se verá rodeado sólo de falsas amistades.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en momentos de ira
siguen hiriendo durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace,
pero perdonar es atributo sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente
es muy probable que la amistad nunca sea igual.

Con el tiempo te das cuenta que aún siendo feliz con tus amigos,
lloras por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida,
con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta que el que humilla
o desprecia a un ser humano, tarde o temprano
sufrirá multiplicadas las mismas humillaciones o desprecios.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy,
porque el sendero del mañana no existe.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen
ocasiona que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro,
sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado,
añorarás a los que se marcharon.

Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón,
decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas,
decir que quieres ser amigo, pues ante
una tumba, ya no tiene sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo…”

Jorge Luis Borges