sábado, 26 de abril de 2014

Oda a la vida, de Pablo Neruda

La noche entera
con un hacha
me ha golpeado el dolor,
pero el sueño
pasó lavando como un agua oscura
piedras ensangrentadas.
Hoy de nuevo estoy vivo.
De nuevo
te levanto,
vida,
sobre mis hombros.

Oh vida, copa clara,
de pronto
te llenas
de agua sucia,
de vino muerto,
de agonía, de pérdidas,
de sobrecogedoras telarañas,
y muchos creen
que ese color de infierno
guardarás para siempre.

No es cierto.

Pasa una noche lenta,
pasa un solo minuto
y todo cambia.
Se llena
de transparencia
la copa de la vida.
El trabajo espacioso
nos espera.
De un solo golpe nacen las palomas.
Se establece la luz sobre la tierra.

Vida, los pobres
poetas
te creyeron amarga,
no salieron contigo
de la cama
con el viento del mundo.

Recibieron los golpes
sin buscarte,
se barrenaron
un agujero negro
y fueron sumergiéndose
en el luto
de un pozo solitario.

No es verdad, vida,
eres
bella
como la que yo amo
y entre los senos tienes
olor a menta.

Vida,
eres
una máquina plena,
felicidad, sonido
de tormenta, ternura
de aceite delicado.

Vida,
eres como una viña:
atesoras la luz y la repartes
transformada en racimo.

el que de ti reniega
que espere
un minuto, una noche,
un año corto o largo,
que salga
de su soledad mentirosa,
que indague y luche, junte
sus manos a otras manos,
que no adopte ni halague
a la desdicha,
que la rechace dándole
forma de muro,
como a la piedra los picapedreros,
que corte la desdicha
y se haga con ella
pantalones.
La vida nos espera
a todos
los que amamos
el salvaje
olor a mar y menta
que tiene entre los senos.

Pablo Neruda

sábado, 19 de abril de 2014

Ratonera


Comparto con vosotros un vídeo (y una canción) que han levantado mucha polémica. Yo estoy de acuerdo plenamente con el mensaje que quieren lanzar. Y vosotros, ¿qué pensáis?

sábado, 12 de abril de 2014

"Chelo Holmes, detective privado", de Daniel Hernández Chambers


Por fin llegó a mis manos, a modo de préstamo, una de las recientes obras de Daniel Hernández Chambers: Chelo Holmes, detective privado. Lo cierto es que tenía muchas ganas de leerla, porque me encantan las novelas policíacas, y aunque está más dirigida al público infantil*, la disfruté muchísimo. 

Los protagonistas son Chelo Holmes y Huan Shon. La primera, una detective que en los últimos tiempos ha tenido pocos casos que investigar; el segundo, un ratoncito llegado desde China como polizón en un barco en busca de un futuro mejor (esto me suena). Tras un mes de viaje, desembarca en el puerto de una ciudad desconocida, donde conoce a la intrépida Chelo. Él, un ingenioso ratón; ella, una obstinada y altiva gata. Vegetariana, eso sí, por suerte para nuestro querido Huan Shon.

Tras conocerse y comprobar Chelo las virtudes del ratoncito, le invita a ser su ayudante y a resolver juntos el caso en el que está trabajando por su cuenta y riesgo: descubrir y detener a un general del ejército que pretende derrocar al rey, quien ofrece una jugosa recompensa a quien lo atrape. Pero el camino no será nada fácil, Chelo y Huan Shon deberán descifrar una serie de pistas utilizando todas sus habilidades, pues estas están encriptadas.

Si lo consiguen o no, solo podréis saberlo si os leéis el libro, que aúna aventura, misterio y ¡¡criptografía!! Sí, amigos, en este libro nuestras queridas matemáticas se hacen presentes en una de sus formas más divertidas: ¿os lo vais a perder?

*En realidad, la portada del libro indica que es para mayores de 8 años, y como tengo 23, entro en el grupo de potenciales lectores, ¿no?

sábado, 5 de abril de 2014

No te salves, de Mario Benedetti

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti