miércoles, 16 de marzo de 2016

Lo más importante de la vida

Hoy voy a compartir con vosotros algunos extractos de uno de mis libros fetiche: Martes con mi viejo profesor, de Mitch Albom.

Es una historia real basada en las conversaciones que el autor mantiene con un antiguo profesor de Sociología de la Universidad donde estudió: Morrie Schwartz. Cuando se producen los diálogos narrados a lo largo del libro, el profesor se encuentra postrado en la cama, pues sufre una enfermedad terminal. 

Y es aquí donde el testimonio cobra doble valor, pues en una situación crítica distinguimos con más claridad las cosas verdaderamente importantes en la vida. Hablan sobre el amor, la vejez, la amistad, la familia, la muerte, el dinero...Lo que voy a compartir son unas pequeñas pinceladas, pero os animo a leerlo en cuanto podáis.

Ahora que estoy sufriendo, me siento más cerca que nunca de la gente que sufre. Vi el otro día en televisión a la gente de Bosnia que cruzaba la calle, les disparaban, los mataban, víctimas inocentes...y me eché a llorar. Siento su angustia como si fuera la mía propia. ¿Quieres que te diga qué estoy aprendiendo con esta enfermedad? Que lo más importante de la vida es aprender a dar amor y a dejarlo entrar.

¿Por qué te crees que es tan importante para mí oír los problemas de otras personas? ¿Acaso no tengo bastante dolor y sufrimiento propios? [en sus últimos años de vida recibía cartas de gente con problemas e intentaba ayudarles] Claro que los tengo, pero lo que me hace sentirme vivo es dar a los demás. No es mi coche ni mi casa. No es mi aspecto cuando me miro al espejo. Cuando doy mi tiempo, cuando puedo hacer sonreír a alguien que se sentía triste, me siento todo lo sano que puedo sentirme. Haz las cosas que te salen del corazón. Cuando las hagas, no estarás insatisfecho, no tendrás envidia, no desearás las cosas de otra persona. Por el contrario, lo que recibirás a cambio te abrumará.

Esta cultura no te anima a pensar en estas cosas hasta que estás a punto de morirte. Estamos absortos en asuntos egocéntricos: en nuestra carrera profesional, en tener dinero, en pagar la hipoteca, en comprarnos un coche nuevo, en arreglar el radiador cuando se rompe...Pequeños actos que solo sirven para salir adelante. No adquirimos la costumbre de contemplar nuestras vidas desde fuera y decirnos ¿esto es todo? ¿Es esto todo lo que quiero? ¿Me falta algo?

Cuando se despiden, Albom expresa su miedo a olvidarse de su querido profesor, de sus enseñanzas, de los momentos vividos juntos. Entonces, mantienen este corto pero emotivo diálogo:

-Mitch, ¿y todo lo que estamos hablando? ¿No oyes a veces mi voz cuando estás en casa? ¿En el avión? ¿En el coche?
-Sí.
-Entonces no me olvidarás cuando me haya ido. 

Mientras podamos amarnos los unos a los otros y recordar el sentimiento de amor que hemos tenido, podemos morirnos sin marcharnos del todo nunca. Todo el amor que has creado sigue allí. Todos los recuerdos siguen allí. Sigues viviendo en los corazones que has conmovido y que has nutrido mientras estabas aquí.

¿Tenemos los profesores el anhelo de la "eternidad", de perdurar por siempre en los alumnos en cuyas almas nos hemos hecho un hueco? Quizá. O quizá sea simplemente el deseo de conmover, de amar y dejarse amar por esos espíritus puros que ambicionan, por encima de todo, ser felices. ¡Como nosotros!

2 comentarios: