viernes, 1 de febrero de 2013

¿Pur qué?


Hoy hablaremos del maravilloso gobierno autonómico valenciano y de cómo dilapida dinero público.

El primer enlace, se corresponde con una noticia de hace unos meses, Noviembre de 2012, en la que se informa de que la Generalitat Valenciana va a asumir parte de la deuda del Valencia C.F. Pero la historia viene de lejos. Corría el año 2009 cuando el Valencia C.F., para intentar solventar sus problemas económicos, pidió un préstamo a...¿adivináis qué banco? ¡BINGO! A Bankia. Tres años después, y tras refinanciar el préstamo en 2010, la Fundación Valencia C.F., demandante del crédito, pide un aplazamiento de la deuda. Al negarse Bankia, y ante la amenaza de ejecutar el aval, la Generalitat decide, el pasado mes de Noviembre, pagar los intereses de la deuda.

Recién comenzado 2013, tenemos la segunda noticia, del 18 de Enero, en la que directamente, nos anuncian que el Valencia C.F. pasará a ser una empresa pública de la Generalitat, al no poder hacer frente al préstamo y, por tanto ejecutar Bankia el aval.

Así que tenemos un gobierno autonómico (del central podemos hablar otro día) que nos pide, por un lado, que nos apretemos el cinturón, recorta en Sanidad y en Educación, y está anegado de casos de corrupción; y por otro, se dedica a (perdón por la expresión) salvar el culo de los clubes de fútbol de nuestra comunidad, ya que no solo se avaló al Valencia, sino también al Hércules, Elche y Levante (éste último el único que tiene los pagos al día).

¿Por qué tenemos que responsabilizarnos los ciudadanos de los excesos de los clubes de fútbol? Y más aún, ¿por qué hay que pagarle las deudas a Bankia, uno de los responsables de la miseria en la que se encuentran muchos valencianos? ¿No han recibido ya los bancos suficiente dinero público?
Por último, y aprovechando que hemos hablado de fútbol, lanzo una pregunta 'mourinhiana' al aire: ¿Pur qué?

viernes, 25 de enero de 2013

No abras los ojos, John Verdon


Siguiendo con las novelas de John Verdon, hoy hablaremos de “No abras los ojos”, el segundo libro de este autor que tiene como protagonista a David Gurney. El tercero, “Deja en paz al diablo”, tendrá que esperar, pues todavía no lo tengo por aquí...

La novela transcurre un año después del caso Mellery, con David adaptándose a su nueva vida, en teoría alejada de los horrores de la criminalidad. Nuestro detective, que tiene un imán para los casos más retorcidos, recibe una llamada de su “amigo” Jack, y aunque se muestra escéptico en un primer momento, acaba involucrándose en el caso, a pesar, de nuevo, de las reticencias de su esposa.

Desde el primer momento, el caso es complejo. Sin embargo, cuanta más información se conoce de la escena del crimen, y del principal sospechoso, más difícil parece dar con la clave para hallar al culpable. Por un lado, el lugar del crimen es totalmente inverosímil, y por otro, se tiene poca información sobre el asesino. De lo que no cabe duda es de que se trata del homicida más inteligente y frío con el que se ha topado Gurney a lo largo de su dilatada carrera como policía.

Nuestro protagonista revisa las pruebas en incontables ocasiones, realiza numerosos interrogatorios, llamadas telefónicas, entrevistas...Hasta que finalmente, y a pesar de los múltiples obstáculos, descubre en las pistas un denominador común, que llevará a David a descubrir un gran entramado criminal como trasfondo de los extraños asesinatos.

Una vez más, Verdon consigue captar toda la atención del lector y sorprenderle con un final de infarto, aunque para mi gusto un poco artificial. Disfruté mucho de su lectura, pero si tengo que elegir entre ésta y “Sé lo que estás pensando”, me quedo con la segunda.

viernes, 18 de enero de 2013

Sé lo que estás pensando, John Verdon


Como regalo de Navidad, llegó a mis manos “Sé lo que estás pensando”, de John Verdon. Estaba en mi lista de libros pendientes, y por fin he podido disfrutar de su lectura.

El protagonista de la novela es un policía retirado, muy famoso por resolver numerosos casos de asesinos en serie a cada cual más complicado. En su retiro en una zona rural, junto a su esposa, recibe un inquietante correo en el que un antiguo compañero de facultad le pide ayuda y consejo sobre una serie de cartas, escritas en un tono un tanto amenazador, que ha recibido recientemente. Intrigado por el caso, y a pesar de las objeciones (no explicitas) de su mujer, nuestro protagonista, David Gurney, se involucra de lleno. El caso se va complicando, hasta el punto de cobrarse víctimas mortales, pero David consigue componer poco a poco el puzzle de las pistas y mensajes que va dejando el asesino hasta llegar, en el momento oportuno, a las conclusiones adecuadas.

El personaje de Gurney es bastante complejo e innovador, aunque recuerda en muchos aspectos a Sherlock Holmes, el genial protagonista de las novelas de Conan Doyle y sobre el que el autor deja caer varios guiños en el transcurso de la trama. David, al margen de ser un brillante policía e investigador, tiene una gran capacidad de análisis de las emociones ajenas, y capta las sutilezas del lenguaje corporal, lo que le ayuda a resolver el caso.

Por otro lado, me gustaron mucho los personajes de Jack Hardwick, un policía muy brusco en sus formas pero con un intelecto muy agudo; y Madeleine, la mujer de Gurney, que pulsa las teclas adecuadas para que su marido avance en la investigación.

Es otro de esos clásicos libros adictivos, que no puedes dejar de leer una vez los empiezas. Muy recomendable para aquéllos que no tengan afición a la lectura o que dispongan de poco tiempo, pues la escritura es simple y la trama, a pesar de las complejidades del caso, fácil de digerir. Para los lectores habituales, con más razón.

Os dejo la opinión de dos voces autorizadas:

"La novela de John Verdon es uno de los mejores thrillers que he leído en años. Lo devoré. Es inteligente, sólido, compulsivo, lleno de giros brillantes, profundidad psicológica y personajes que llenan de vida sus páginas. Te entretiene desde la primera escena hasta el tenso final." John Katzenbach.

"Sé lo que estás pensando es imposible de dejar de leer. En contadas ocasiones, ha llegado a mis manos una primera novela que me haya atrapado de esta manera. Espero volver a encontrarme con este autor y su inteligente protagonista." Nelson DeMille.


viernes, 11 de enero de 2013

El secreto de la felicidad




"Mi mano...Mi mano derecha...ha escrito muchos poemas que yo compongo. Y mi mano izquierda no ha escrito ningún poema, pero mi mano derecha no piensa: "Mano izquierda, tú no sirves para nada". Mi mano derecha no tiene ningún complejo de superioridad, y por eso es muy feliz. Y mi mano izquierda no tiene ningún complejo de inferioridad. Por lo tanto, en mis manos existe un tipo de sabiduría conocida como sabiduría de no-discriminación.

Recuerdo que un día estaba golpeando un clavo. Mi mano derecha no estaba muy firme y en lugar de darle al clavo me golpeé un dedo. Dejé el martillo para que la mano derecha cuidara de mi mano izquierda con mucho cariño. Como cuidándose a sí misma. Sin embargo, no le dice: "Mano izquierda, sabes que yo, la mano derecha, he cuidado de ti, tienes que recordarlo y debes devolverme ese favor en el futuro.

¡Ellas no piensan así! Y mi mano izquierda no le dice “Mano derecha, me has hecho mucho daño, ¡dame el martillo! ¡quiero justicia! Porque ambas saben que están unidas y son iguales."


Thich Nhat Hanh


Sin rencores ni complejos, es muy fácil ser feliz.

viernes, 4 de enero de 2013

Diez negritos, de Agatha Christie

Como amante de la novela policíaca, llevaba tiempo queriendo leer algo de Agatha Christie, cuando por fin llegó a mis manos “Diez negritos”. En otros libros, en series de televisión, en películas había leído o escuchado montones de menciones a esta autora, y nunca había tenido ocasión de leer ninguna obra suya, pero me picaba mucho la curiosidad. Decir que devoré esta novela es decir poco. Claro, que la culpa (o más bien el mérito) es de Christie.

Diez personas son invitadas a una isla, la isla del Negro, de la que se sabe que en ella hay una gran mansión cuyo dueño debe ser asquerosamente rico. Sin embargo, nada más se sabe sobre él. Todos los personajes son convidados de formas diferentes, pero con un denominador común: quien les escribe la carta afirma conocerles personalmente, y a todos les pone un anzuelo en el que gustosamente, pican.

Cuando llegan a la isla, para desconcierto de todos, el anfitrión no se encuentra allí. Mientras, siguiendo instrucciones del servicio, que había llegado a la isla de la misma manera, una semana antes y tampoco conoce al anfitrión, se van instalando en la casa. Poco después, mientras están reunidos en el salón, escuchan una grabación en la que se les acusa de haber sido partícipes (directa o indirectamente) de la muerte de algunas personas en el pasado. Los diez habitantes de la casa niegan las acusaciones, pero se muestran inquietos ante la grabación. De uno en uno, los invitados van siendo asesinados, y aunque barajan diversas hipótesis, todos son conscientes, en su fuero interno, de que el asesino es uno de ellos. Pero, ¿quién?

De esta forma, crecen las desconfianzas y las suspicacias entre ellos, a las que el lector asiste con avidez. Se crea un clima de tensión ideal para, como he dicho antes, devorar la novela. Con un final sorprendente e inesperado, es una de las novelas policíacas más originales que he leído nunca, y la recomiendo encarecidamente a los amantes de este tipo de literatura y que no hayan tenido ocasión de leer alguna obra de Agatha Christie. Sencillamente, genial.