Aprovechando que la cercanía de la
huelga general del 14-N, quiero abrir un debate sobre los famosos
piquetes informativos. Primero lanzo la pregunta y luego hago el
planteamiento: ¿piquetes sí o piquetes no?
SITUACIÓN 1
Yo no estoy de acuerdo con la huelga
general por cualquier motivo: no me identifico con los organizadores,
no creo que mis derechos estén siendo ultrajados, directamente la
política no me importa o simplemente soy pasivo, creo que toman mis
derechos por el pito del sereno pero con la huelga, bajo mi punto de
vista, no voy a conseguir nada. La cuestión es que no me quiero
manifestar.
¿Los piquetes? Una panda de
sindicalistas que no tienen otra cosa que hacer que venir a
molestarme a mi lugar de trabajo. Vulneran mis derechos y eso no es
justo. No me parece bien que yo, que libremente elijo trabajar, no
pueda hacerlo o tenga que hacerlo soportando el alboroto que están
causando estos vendidos.
SITUACIÓN 2
Estoy de acuerdo con la huelga general:
pienso que las cosas no pueden seguir así, que el gobierno no hace
más que beneficiar a las empresas a costa de los derechos de los
trabajadores, y que nos vemos obligados a aceptar reducciones
salariales, ampliaciones de horarios o ambas cosas por miedo a perder
el trabajo. Sin embargo, sin que ni siquiera haya expresado mi deseo
de salir a la calle a manifestarme, mi jefe convoca una reunión en
la que, “sutilmente” nos invita a venir al trabajo ese día. Si
no, la ausencia tendrá consecuencias. Pero yo me quiero manifestar.
¿Los piquetes? Suerte que existen,
porque yo, que libremente no puedo expresar mi sentir, encuentro en
estos piquetes la excusa perfecta. Si vienen a mi lugar de trabajo, y
mediante la extorsión, nos obligan a cerrar, ¡ya está! Puedo
defender mis derechos.
Hechos los análisis, aunque sin
profundizar demasiado en el tema, queda claro que los piquetes pueden
ser buenos o pueden ser malos según el punto de vista.
¿Se puede resolver, de alguna manera,
este conflicto? Sí. Pero otra vez volvemos a lo mismo, a confiar en
la bondad de las personas. La solución pasa porque los empleadores,
respeten, sin consecuencias negativas para el trabajador, su derecho
a manifestarse. Entonces, los piquetes tendrían que desaparecer, y
en caso de no hacerlo, quedarían retratados.
¿Tú que opinas?
Menudo dilema... Bueno, aquí mi humilde opinión:
ResponderEliminarA menudo se habla de la violencia de los piquetes, pero poca de esa otra, la de la coacción encubierta que hace algún que otro empresario (al que una huelga siempre le va a perjudicar) hacia sus trabajadores. Y que aunque no sea una amenaza en toda regla se lee entre líneas.
Yo estoy totalmente de acuerdo con los piquetes informativos, siempre y cuando no hagan uso de la violencia.
Como dato anecdótico:
En la última huelga general hubo más gente manifestándose (las calles se inundaron literalemente de una marea humana), que gente que hizo la huelga (entiéndase como personas que faltan ese día al trabajo). ¿Algo falla, no? Es decir que hubo un alto porcentaje de gente, que pese a estar a favor de la huelga fue al trabajo. Lo que me hace pensar si esa coacción no es más frecuente de lo que parece.
Y sí, si una persona no quiere hacer huelga por convicción, entonces de acuerdo, debería respetarse ese derecho. Pero es difícil de controlar eso y más cuando se intenta movilizar a tantas personas para que hagan una misma acción.
En fin, lo de los piquetes tiene telita...
Un saludo :)
Mira lo que he encontrado:
ResponderEliminarhttp://www.eldiario.es/piedrasdepapel/huelga_general-datos_de_encuesta_6_68653136.html
Me he acordado mucho de tu entrada!
Saludos.
Lo primero de todo: ¡Gracias por participar!
ResponderEliminarEn cuanto al artículo, me parece interesante en esta entrada, pues trata el tema con datos del CIS, a los cuales ni me planteé acceder pues no tenía intención de apoyar ninguna postura, sino simplemente abrir debate.
Así que ha sido una gran aportación por tu parte. A ver si más gente se anima a participar.
¡Saludos!