Hoy reseñaré el segundo libro de
Agatha Christie que he tenido el gusto de leer: Asesinato en el
Orient Express. Fue una recomendación que un par de amigos me
hicieron, y en cuanto tuve tiempo, seguí. Si me gustó tanto Diez Negritos, ¿por qué no este también? Y fue un acierto.
La trama transcurre en el tren,
procedente de Estambul, en el que viaja Hercule Poirot camino de
Inglaterra. Y con él, personajes de lo más variopinto: una
princesa, un coronel, una condesa, un millonario...y de todas las
nacionalidades: húngaros, americanos, belgas...Además, viaja un
viejo amigo de nuestro detective, monsieur Bouc, que es el director
de la compañía dueña del tren.
La segunda noche de viaje, el tren
tiene que parar por culpa de la nevada que asola Belgrado. Y esa
noche, se encuentra en su compartimento el cadáver del millonario
americano, Ratchett, cosido a puñaladas. Bouc le pide entonces a
Poirot que aclare el suceso, pues al estar parado el tren en medio de
la nada, el asesino continúa en el tren.
En ese momento, Poirot comienza una
serie de entrevistas con todos y cada uno de los componentes del
pasaje, para recabar información que pudiera arrojar alguna luz
sobre el suceso. Poirot siempre va por delante de su amigo Bouc y el
médico, quienes le ayudan en su investigación. Y cuando obtiene dos
posibles conclusiones de los hechos, convoca a todos los pasajeros al
compartimento en el que se halla el comedor.
Una vez allí, Poirot expone sus
conjeturas y el crimen es aclarado.
Una vez más, Christie consigue crear
una historia muy compleja sin fisuras y en la que todas las piezas
encajan. Además, el final vuelve a ser sorprendente. Si os gustan
las novelas policíacas, no os la perdáis, es un clásico del
género, y con razón.
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