El ocho fue publicada en 1988,
cuando yo no estaba todavía en los planes de mis padres. Sin
embargo, me ha parecido una novela moderna, con cierta frescura. No
obstante, me ha resultado poco original el uso de la alquimia o la
masonería como envoltorios del misterio de esta obra. En
su defensa, eso sí, diré que son las novelas posteriores
cronológicamente, y que yo leí antes de embarcarme en la aventura
de Katherine, las que han “copiado” este recurso para sus
novelas, sirviendo Dan Brown o Peter Harris como ejemplos de lo que
quiero decir. Este es el único 'pero' que soy capaz de ponerle, porque
en líneas generales me ha fascinado.
Y ahora nos centraremos en el
argumento.
Por un lado, la autora nos sitúa a
finales del siglo XVIII, en pleno apogeo de la Revolución francesa.
Las protagonistas son Valentine y Mireille, novicias de la abadía de
Montglane, donde están escondidas las piezas de un legendario
ajedrez que perteneció a Carlomagno. Dónde están escondidas y por
qué son tan peligrosas son secretos que muy poca gente - o tal vez
demasiada – conoce. Esta parte de la trama nos llevará, de la mano
de Talleyrand, obispo de Autun, y las novicias, a viajar por Francia,
Inglaterra, los recién independizados Estados Unidos, Córcega,
Rusia y, por supuesto, el norte de África...
En ella, conoceremos a personajes
históricos y archiconocidos como Rousseau, Voltaire, Napoleón,
Robespierre, Catalina la Grande, grandes matemáticos y físicos
(Euler, Newton o Fourier), poetas (William Blake y William
Wordsworth), y músicos como Johann Sebastian Bach. ¿Que cómo
conectan tantos y diversos personajes históricos (y los que he
omitido)? Solo Katherine sabe cómo lo ha hecho. Pero más allá de
su participación en la historia, que es pura ficción – o eso creo
-, me parecen maravillosas las constantes pinceladas históricas que
la autora introduce en la novela. No solo mantiene la tensión de la
trama, sino que consigue que te pique el gusanillo de la curiosidad
y, como mínimo, te pone a 'googlear'.
Por otro lado, tenemos a una brillante
informática, Catherine Velis, que es trasladada por su empresa a
Argelia, aunque pronto se descubre que las fuerzas que la llevan al
continente africano son más fuertes de lo que parecen. Conoceremos a
Lily, Solarin o Nim, amantes y grandes jugadores del ajedrez los dos
primeros; sobresalientes físicos los segundos. Con ellos, y con
Catherine, también recorreremos gran parte del globo, ahora ya a
finales del siglo XX, en los 70. Velis se ve arrastrada a jugar
una partida de ajedrez que lleva
desarrollándose casi doscientos años (¿os salen las cuentas?) de forma
ininterrumpida.
Bajo mi punto de
vista, se trata de una novela asombrosa, cautivadora y perfectamente
hilada. No hay cabos sueltos, cada intrahistoria está resuelta, y
llena de sorpresas hasta la última página. Un relato en el que cada
personaje representa una pieza del ajedrez, con la diferencia de que
aquí, la partida no se termina cuando muere el rey...
PERSONAJES
HISTÓRICOS QUE APARECEN EN EL OCHO:
A mi, personalmente, me fascinó. Lo leí hace 20 años más o menos y todavía lo recuerdo. De hecho tengo el libro hecho polvo de tanta gente por la que ha pasado mi ejemplar. Un gran libro.
ResponderEliminarPatricia Ramón.