Año 2071. Es posible viajar en el tiempo. Lucas, un muchacho de 22 años viaja hacia nuestros días para encontrarse con alguien. Las cosas, en el futuro, han cambiado mucho.
Se había estado informando sobre la época a la que viajaba, para saber guiarse y encontrar lo que buscaba: libros de historia reciente, el diario de su padre, información por internet...
Era un día de verano cualquiera, del año 2015, y a las doce de la noche, se sentó y esperó. Pasaron muchos chavales de su edad. Algunas y algunos se le quedaron mirando, pues era un chico muy atractivo. También por curiosidad, puesto que nadie le había visto antes por la zona.
Esperé un par de horas hasta que llegó. Lo vi y lo reconocí al instante. Había visto muchas imágenes suyas, y de hecho, nos parecíamos mucho, como afirmaba mi madre. Quizá por eso se me quedaban mirando antes.
Fui hacia él y me lo llevé a un aparte. Le conté quién era, y no se lo creyó. Lógicamente, me tomó por un loco. Le entendí, ya que en 50 años la ciencia avanzó mucho. Mucho más de lo que nadie podía imaginar.
Así que ahí le tenía. Delante de mí. A mi abuelo. Con 20 años. Estábamos solos, me dejé llevar por la rabia y descargué mi furia contra él. Con un puñetazo fue suficiente, pues yo no soy una persona violenta. Se quedó tirado en el suelo. Mirándome. Desafiante. No sé cómo, pero lo supo. Supo que era yo, que mi historia era real. Antes de que se levantara, tomé la palabra:
Tú no lo sabes, abuelo, pero estás perdiendo tu juventud. Y más que tu juventud, tu vida. No sabes las consecuencias que tus actos de hoy tendrán en el futuro. Abuelo, tienes un problema que no quieres reconocer.
Dependes del alcohol. Te has enganchado a esta droga. Porque sí, abuelo, lo es. Todos los fines de semana en invierno, con más frecuencia incluso, en verano. Y te crees que es divertido, y que no pasa nada. Que tú y tus amigos sí que sabéis pasarlo bien.
Tendrías que vivir en mi época, abuelo. Toda tu generación está hecha polvo. Nuevas enfermedades derivadas de sobredosis continuadas de alcohol, sobre todo del hígado y del riñón. Enfermedades hereditarias, abuelo.
Tú llegaste hasta los 40. Mi padre murió a los 28, cuando yo solo tenía 4 años. Mi madre nos tuvo que sacar adelante a los tres solos. Porque sí, abuelo, yo tenía una hermana. Murió el año pasado. Por tus excesos. Por "vivir la vida", abuelo, yo no tuve papá. Y mi hermana ya no está. Los médicos dicen que podré vivir más años, porque estoy siguiendo un tratamiento experimental que parece funcionar, pero nada es seguro. Mi futuro es incierto.
¿Y sabes qué, abuelo? Estoy enamorado. Mi novia es preciosa, una maravilla de persona. Pero no sé qué hacer con ella, abuelo. Ni si tendré hijos, porque no sé cuánto me queda de vida, y no me gustaría dejarles huérfanos de padre siendo niños.
Así que gracias, abuelo. Solo quería que supieras que sí, que tus acciones de hoy, tienen consecuencias. Aunque tú, cegado por tu egoísmo, no las veas.
Eso sí, también te traigo buenas noticias. El alcohol y el tabaco, hoy en día, ya no son legales. Por fin están prohibidas TODAS las drogas. El gobierno ya no se lucra a costa de nuestra salud. Aunque no te voy a engañar, abuelo, el que quiere, todavía puede consumir tanto lo uno como lo otro. A escondidas, eso sí.
Ya me marcho, abuelo. Ya te puedes levantar. Vuelve con tus amigos y tu amado botellón.
Adiós. Y gracias.
¿Por qué hacer del alcohol el centro de cualquier actividad lúdico-festiva? ¿Seríais capaces de disfrutar de la vida sin el alcohol de por medio?
Si bebes por una cuestión de sociabilidad, estás cometiendo un grandísimo error, pues el alcohol te puede transformar durante un breve periodo de tiempo en otra persona, pero cuando se pasan sus efectos, tú sigues siendo igual de tímido, igual de cerrado e igual de introvertido. Luego la solución a tu "mala" integración social pasa por un cambio dentro de ti, y no por una serie de borracheras que te van a perjudicar (y a enganchar) más de lo que crees.
Por otro lado, si eres de los que piensa que el que no bebe "no sabe pasárselo bien", te recuerdo que a los que no bebemos, no nos hace falta el alcohol para ello.
Así que ten cuidado, amigo. Esta historia es fruto de mi imaginación, pero no creo que esté muy alejada de la realidad. Ninguna generación precedente abusó tanto del alcohol como la nuestra.
Si bebes por una cuestión de sociabilidad, estás cometiendo un grandísimo error, pues el alcohol te puede transformar durante un breve periodo de tiempo en otra persona, pero cuando se pasan sus efectos, tú sigues siendo igual de tímido, igual de cerrado e igual de introvertido. Luego la solución a tu "mala" integración social pasa por un cambio dentro de ti, y no por una serie de borracheras que te van a perjudicar (y a enganchar) más de lo que crees.
Por otro lado, si eres de los que piensa que el que no bebe "no sabe pasárselo bien", te recuerdo que a los que no bebemos, no nos hace falta el alcohol para ello.
Así que ten cuidado, amigo. Esta historia es fruto de mi imaginación, pero no creo que esté muy alejada de la realidad. Ninguna generación precedente abusó tanto del alcohol como la nuestra.
Impactante.
ResponderEliminarAunque seguro que muchos lo tildan de exagerado...
De lo que estoy completamente segura es que esas prácticas tienen más consecuencias que esa "locura" aparente y descontrol, que hace evadirte del mundo, de los problemas, y te permite conocer nueva gente...
Así que tranquilo. El tiempo dictará quién tiene razón en todo esto.
Y pasados unos años habrá quién se arrepienta... y lo más triste es que para entonces no bastará un simple "te lo dije" por nuestra parte.
Un saludo.