Todavía recuerdo con cariño aquellos
primeros recreos. Desde bien pequeños, tuvimos una conexión
especial.
A ti fue a la primera a la que tiré de
las coletas, la primera a la que quité su muñeca y salí corriendo,
la primera a la que daba empujoncitos en la fila.
También fuiste la primera con la que
compartí mis chucherías, la primera por la que no jugué al fútbol
en el recreo, y la primera a la que dejé copiarse los deberes.
Poco a poco compartimos clases, juegos,
excursiones, acampadas...Aprendimos juntos a leer, multiplicar y a
saltar el potro en gimnasia. Nos fuimos haciendo mayores. Juntos, de
la mano.
Me convertí en tu mejor amigo. Te
convertiste en mi mejor amiga. Nos hicimos inseparables. Tú eras mi
confidente, y yo el tuyo, aunque a decir verdad, tú siempre tuviste
muchas más cosas que contar, y yo, por tanto, muchos más secretos
que guardar. Llorabas apoyada en mi hombro, mientras yo intentaba
consolarte porque aquél chico, aquel estúpido chico, te había roto
el corazón.
Para ser justos, reímos juntos muchas
más veces de las que lloramos, aunque sean las lágrimas las que más
huella dejen en nuestro corazón.
Te quise siempre, aunque no me di
cuenta hasta mucho tiempo después. Solo tú tenías hueco en mi corazón. Por eso siempre fracasé en el amor. Quizá por eso tú
también naufragaste tantas veces, porque en tu interior, solo cabía
yo.
Quizá también por eso pasó lo que
pasó. Sin que ninguno de los dos lo buscara, surgió. Dimos un paseo por el centro, y cuando, de vuelta, te acompañé hasta el portal de
tu casa, sentí el irrefrenable impulso de besarte. No supe sino con
los años, de dónde había aflorado esa energía. Jamás me he vuelto
a sentir tan vivo como cuando tú, tras un instante de asombro y una
dulce sonrisa, apretaste tus labios contra los míos y conseguiste
que el mundo dejara de girar.
Qué bonito es estar enamorado y ser
correspondido, porque nuestro amor, suave y tierno sentimiento, llegó tras una intensa y sincera amistad. ¿Cuánto
tiempo llevábamos enamorados? Difícil saberlo, aunque me atrevo a
decir que desde el principio.
Desde ese primer y único beso (no
porque fuera el último, sino porque ya nunca hubo otro igual), todo
nos fue bien. Paseos por la playa, excursiones a la montaña, tardes
de cine, comidas, cenas, intercambio de libros, reflexiones
vitales...
Recuerdo con especial cariño cuando
hace dos semanas, estuvimos comentando que de aquí a cinco o seis
años nos casaríamos, en cuanto los dos tuviéramos trabajo. ¡Hasta
decidimos el nombre de nuestro primer hijo! Y eso que no estábamos
'embarazados'...
No sabes cuánto te echo de menos.
Fuiste la primera y serás la última. Tú has sido, eres y serás el
gran amor de mi vida.
Cuídame desde ahí arriba, no tardaré
mucho en llegar.
Te amo, princesa.
Acabo de descubrir el lado literario de mi hijo,y leyendo esta carta me ha emocionado tanto que a todas las románticas se cúal sea la edad,leedlo.
ResponderEliminarLa mama del que la ha escrito
madre mia!...es un relato sensacional...emocional.
ResponderEliminarCarta al nivel de su escritor. Increíbles, perfectos. El mejor amigo que alguien puede tener. Espectacular carta, de verdad.
ResponderEliminarGracias por los comentarios, me alegro de que os haya gustado :)
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